Siendo esclava sexual, Anatasia Steele tenía que someterse a todo tipo de prácticas con tal de complacer Christian en la trilogía de Cincuenta sombras, pero esto más allá de ser excitante para Dakota Johnson, quien interpretó a la joven amante, era todo un martirio, ya que debía pasar horas en diminutas prendas, amarrada o con los ojos vendados hasta que las tomas quedaran cómo el director buscaba.
Emocional y físicamente agotador es como describió la intérprete este tipo de experiencias, que aunque también admitió le abrió muchas puertas en la industria fílmica, en esos momentos se arrepentía de haber aceptado el papel:
No es un ambiente sensual o placentero. Hacía mucho calor, no de una manera sexual y humeante. Es sudoroso y no es muy cómodo.