Hace precisamente un año, en agosto del 2017, Netflix estaba estrenando en su plataforma la película Death Note, una historia basada en el exitoso manga homónimo que desde una década atrás había sido objeto del deseo de varias compañías estadounidenses. Cuando la plataforma y el cineasta Adam Wingard mostraron su proyecto de 40 millones de dólares al mundo, el resultado fueron opiniones divididas: por un lado, estaban los halagos para los actores principales y por el otro, quienes criticaban negativamente los cambios a la versión original, así como el ritmo supuestamente carrereado de la película.
Por lo anterior, es una sorpresa saber que se está trabajando en una segunda parte, como quedó implícito en una entrevista de los jefes de Netflix con The Hollywood Reporter, quienes están en busca de megaproyectos de la talla de El Señor de los Anillos o las películas de Marvel. Los ejecutivos, dijeron que Death Note había sido un "éxito considerable" y confirmaron que el escritor Greg Russo ya está trabajando en el guión de la secuela. Lo que no mencionaron fue si Adam Wingard regresaría como director, si la secuela sería una continuación de lo que vimos en la primera parte o si harán un total borrón y cuenta nueva.
Death Note narra los fantásticos y oscuros eventos ocurridos a Light Turner (Nat Wolff), un estudiante de secundaria en Seattle cuya vida cambió radicalmente al caerle del cielo una libreta llena de reglas escritas a mano ¿Por qué? Bueno, pues dicho cuaderno, no sólo permitía matar personas con escribir sus nombres y pensar en sus rostros; también, venía acompañado de un escalofriante y doblecara dios de la muerte llamado Ryuk (que era un ente mitad humano, mitad CGI con rasgos faciales y voz de Willem Dafoe).
