Sabíamos que iba a ser difícil superar el papel de patinadora artística por el que Margot Robbie estuvo nominada a Mejor Actriz en los Oscar 2018; sin embargo, cuando salió el trailer de Terminal en abril pasado, creció nuestra expectativa al ver a una Robbie sensual y estilizada en un filme con elementos del cine negro contemporáneo -y mucho neón-. En el avance, no sólo se anunciaba que "ella tenía un plan" y la veíamos confiada manipulando hombres a través de múltiples personalidades encubiertas... También, como un plus para sus fans, se mostraba a la actriz bailando en un tubo como lo hizo con su otro gustado personaje de Harley Quinn en Escuadrón Suicida.
Finalmente, la película dirigida por el debutante Vaughn Stein llegó al cine, pero parece que nos hará seguir prefieriendo a Yo, Tonya. Y es que, la trama de Terminal no es nada simple: Es exagerada en sus actuaciones y acercamientos, mezcla géneros -y encima-, contiene rebuscados diálogos con las ideas del autor Lewis Carroll y su obra Alicia en el País de las Maravillas, lo que termina por hacernos caer en un hoyo negro de confusión en varios momentos de la película.
La historia de Terminal tiene lugar en una ciudad que no existe (un poco como un tributo a Tarantino y a Sin City), donde Margot Robie en el papel de "Annie", nos llevará a conocer a dos sicarios (Max Irons y Dexter Fletcher), a un maestro de orfanato (Simon Pegg) y al conserje de la solitaria terminal, que es interpretado por el actor y comediante Mike Myers, a quien meritoriamente lograron sacar de un receso de 10 años sin aparecer en pantalla.
Terminal, tiene una propuesta estética bien lograda y si con algo cumple como dijo... es con la promesa de un misterio que nos hará pensar. En cuanto a su protagonista, sinceramente, la preferimos sobre el hielo convertida en Tonya Harding.