Otra producción cinematográfica que causó revuelo es La bruja, dirigida por Robert Eggers. La película generó imágenes memorables con un presupuesto muy por debajo de la cintas promedio de Hollywood, algo que también caracteriza al terror adulto, particularmente a las producidas por Jason Blum y su compañía, Blumhouse.
El secreto de La bruja está en su capacidad de generar una atmósfera de terror y suspenso desde el primer minuto. La ausencia de diálogos es compensada por el sonido ambiental, logrando así que el espectador se involucre y se sienta imbuido en la historia, como si realmente estuviera en la aterradora cabaña y sus alrededores.