Fahrenheit 451 la obra futurista que Ray Bradbury publicó en 1953 era incluso considerada ciencia ficción, porque claro, a mediados del siglo 20 ¿quién se iba a imaginar que Siri, internet, los smartphones, los leds y las pantallas planas iban a ser realidad? Pero más allá de la tecnología -que hasta los Supersónicos predijeron- lo más que llama la atención de la nueva adaptación de la novela que HBO estrenó este pasado fin de semana, es lo cerca que estamos de la distopía moral que Bradbury expuso.
En el mundo en que se desarrolla Fahrenheit 451 , la palabra impresa ya no existe; no sólo eso: está prohibida. No hay acceso al conocimiento, pero a pocos les importa, porque permitir que la tecnología te brinde todas las respuestas es más fácil, más cómodo, más rápido. Y así surge una sociedad dominada, sometida, que ni siquiera se da cuenta.
Ver lo cerca que estamos de lo que pintó Bradbury en Fahrenheit 451 hace 65 años es lo que más impacta de la más reciente adaptación de la novela realizada por Ramin Bahrani quien también dirige a Michael B. Jordan, Sofia Boutella y Michael Shannon. Jordan interpreta a Guy Montag, un bombero que en lugar de apagar incendios, busca libros para prenderles fuego. 451 son los grados Fahrenheit que se necesitan para derretir el papel. Su jefe y mentor es Beatty (Michael Shannon en un villano excelente, como siempre) que quiere convertirlo en su sucesor. Montag conoce un día a Clarisse (Sofia Boutella), una informante que en realidad forma parte de la resistencia y quien empieza a hacerlo cambiar de opinión.
Hay muchas diferencias entre la novela y esta nueva adaptación de HBO, y quizá ese es su mayor desacierto, porque Fahrenheit 451 resuelve bastante bien la parte anecdótica, pero comprime la narrativa en un tiempo insufciente para entrar en los cuestionamientos morales que son el corazón de la historia, y así la obra pasa de ser una reflexión a una película más de ciencia ficción con una premisa un poco diferente, que eso sí, tiene muy buenas actuaciones y cumple con entretener. Quizá ese es su único propósito...