Esta película fue la culpable de que la casa productora de Frank Capra se fuera a la bancarrota. Para ese tiempo la película costó demasiado (3.3 millones de dólares) y en su estreno no estuvo ni cerca de recuperarlos, reportando una pérdida de más de 500 mil dólares para la compañía. Cuando los derechos fílmicos expiraron, la cinta fue llevada a la televisión y es ahí donde encontró su lugar en la inmortalidad.
Aunque hemos visto estas películas muchas veces, seguramente no fue en el cine.