La locura de Nina Sayers (Natalie Portman) fue impulsada en buena parte por su madre Erica (Barbara Hershey), quien se reflejaba en su hija y trata de llevarla al éxito que ella nunca obtuvo. Reprochando las decisiones de su retoño constantemente, no le da ni tantito espacio para su privacidad y todo el tiempo está detrás de ella como si fuera su sombra.
No me imagino la conciencia de la señora conociendo el desenlace de su hija, pero seguramente ni eso le ablandó el corazón y aún quería ser parte de una carrera exitosa en el ballet. Hay que recordar que en esta cinta hay una escena de las más sexies entre una pareja LGBT.