“¡Qué más da!” Pensó Linda (Meryl Streep) cuando decidió alcanzar su sueño de convertirse en una estrella del rock y abandonar a su esposo y tres hijos. Fue hasta el intento de suicidio de su hija que Linda se reencontró con su familia, pero obviamente era demasiado tarde para ganar su afecto. Ellos la ven como una extraña y no están dispuestos a abrirles su corazón a pesar de los intentos de Linda por volver a su vida anterior. Nadie culpa a los retoños de ser como son, a final de cuentas su madre prefirió perseguir un anhelo de vida cuando ellos más necesitaban la figura materna. Eso no se hace.
Agradécele a la vida que no te haya tocado una progenitora como estas...