Un viaje a Suecia para acampar en las montañas tranquilamente entre amigos y recordar aquellos tiempos que ya quedaron en el pasado. Parece algo común y poco riesgoso, pero ¿qué pasa cuándo ninguno de ellos tiene experiencia en esto? De esto va El ritual, en la que Luke (Rafe Spall), Hutch (Robert James-Collier), Phil (Arsher Ali) y Dom (Sam Throughton) quieren despejarse de la violenta muerte que sufrió un compañero de universidad y por ello se van de excursión.
Lo malo es que el cuarteto es inexperto y terminan por perderse en el bosque, rodeados de pura naturaleza y sin un camino qué seguir. Cuando car la noche, aparece la oscuridad y la temperatura se torna gélida, no tienen más remedio que refugiarse en una cabaña abandonada, pero ahí descubren varios artefactos utilizados para hacer rituales mal intencionados. Por ello cada uno tiene pesadillas y comienzan a salir rencillas del pasado como consecuencia, deteriorando su amistad.
Al ser una película de terror, pensaríamos que en El ritual encontraremos hombres valientes que no le temen a nada, sin embargo, esto no ocurre así, aquí los protagonistas son cobardes y tienen que enfrentar sus miedos desesperadamente para intentar encontrar una salida, y ese era el enfoque que el director, David Bruckner, buscó enfatizar desde el principio:
La cobardía es un elemento que está profundamente engendrado en la trama. La ves en los fracasos de los personajes y en sus debilidades que van saliendo a la luz durante la película.
La película está basada en la novela homónima de Adam Nevill; en Gran Bretaña se estrenó en Netflix, y entre sus productores está Andy Serkis -el mismo que está dirigiendo Mowgli, una cinta más oscura basada en El libro de la selva- y Como dato curioso, el eslogan original del largometraje era “Deberían de haber ido a Las Vegas”, pero tras el atentado de octubre del año pasado en aquella ciudad, lo cambiaron por “Deberían hacer ido a Ibiza”.