Aunque ya ha habido un sin número de historias donde una banda organizada intenta realizar el robo del siglo, haciendo uso de la mayor estrategia e inteligencia posibles, La casa de papel, producida por Atresmedia ha logrado lo que ninguna otra serie española desde que comenzó a ser distribuida por Netflix en mayo de 2017. Su primer acierto, fue precisamente lograr una ventana mundial como esta plataforma, donde se convertiría en la ficción seriada de habla no inglesa más vista en la historia del servicio de streaming.
El segundo acierto, está en la manera en que nos cuentan este atraco: Tokio (Úrsula Corberó), una de las protagonistas, nos narra en primera persona cómo se reunió esta banda de absolutos desconocidos para planear un asalto de varios días a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. El detalle estético de las máscaras con el rostro de Salvador Dalí y el mono rojo (que nos recuerdan a una obra del dramaturgo Daniele Finzi Pasca), también resultaron novedosos y atractivos.
También, al estilo Orange is the New Black, los guionistas de la serie se dan el tiempo de narrarnos la historia personal de cada asaltate, así como de algunos policías a cargo del caso y de rehenes.
Pero, ¿cuál es el secreto de su éxito? En este atraco, hay un reloj que nos marca el tiempo transcurrido hora tras hora, así que en ninguno de los 15 capítulos perdemos el sentido de urgencia, por lo que cada inesperado giro dramático -entre los que se encuentran subtramas de amor, sexo, traición y humor- es más emocionante. Si bien hay algunas situaciones un tanto inverosímiles y un final de segunda temporada deslucido y complaciente, La casa de papel logró cautivar al público internacional tanto... que Netflix ordenó una tercera parte para 2019.
¿Ya viste la serie?