Pocas cosas tan deprimentes como verte en el espejo después de haber parido. La imagen de tí misma con una sonrisa angelical, sentada en una mecedora amamantado dulcemente a un plácido bebé, se esfuma tras la primera noche de cólicos. Una llora todo el día, entre el sueño y la depresión post-parto. Lo que sigue, tampoco es fácil. Ser mamá, es una de las tareas más gratificantes y a la vez, más ingratas de la vida, y esta ambivalencia pocas veces se ha visto en la pantalla.
Tenía que llegar Diablo Cody (Juno: crecer, correr y tropezar) con Tully: Una parte de mí, una de sus historias sobre personajes femeninos fuertes, cercanos, llenos de luces y sombras porque los escribe desde el reflejo de la realidad, muchas veces de la suya, como es en este caso en que escribió el guion basándose en su propia experiencia.
En Tully: Una parte de mí, Charlize Theron interpreta a Marlo, una mujer que trabaja, es madre de dos hijos y tiene todo bajo control… hasta que se embaraza por tercera vez y su vida se pone de cabeza cuando da a luz. Ni ella misma se entiende, y su marido menos. Su hermano Craig (Mark Duplass), se ofrece entonces a contratarle una niñera para que la ayude por las noches. Así llega Tully (Mackenzie Davis) una joven, entusiasta y enérgica que no solo ayudará a Marlo a cuidar de sus hijos, también a recuperarse a sí misma.
Charlize, tan comprometida siempre con sus papeles y tan dispuesta a demostrarnos que es mucho más que una belleza descomunal, confesó en Entertainment Tonight, que subió 20 kilos para interpretar este papel. La dirección de Tully: Una parte de mí corrió a cargo de Jason Reitman, (Thank You For Smoking), quien ya ha colaborado en varios proyectos con Cody:
De Juno a Adultos jóvenes, y ahora Tully, [Cody] ha escrito personajes en tres diferentes grupos de edad y etapas de la vida, y cada filme explora lo complicado que es encontrar la felicidad.
Tully se estrena -obvio- este jueves 10 de mayo.