Es fecha que no puedo ver su cara sin que se me enchine la piel de terror. 45 años después, con todo y sopa de chícharos, cabeza giratoria y actos heréticos con crucifijos, El exorcista tiene a la niña más espeluznante en la historia del cine, no hay duda. Ahora, también es cierto que gran parte de lo que la hizo tan aterrorizante fue la voz, que no era la de Linda Blair, sino la de la actriz Mercedes McCambridge, por lo que ella debió haber recibido la nominación al Óscar como Mejor actriz de reparto.
Para lograr la voz de inframundo del demonio, el director William Friedkin, famoso por torturar a sus actores asustándolos para sacarles las reacciones, amarró a una silla a McCambridge con jirones de una sábana para que tuviera la misma sensación de estar atrapada que el demonio que poseía a Regan. Mercedes, muy profesional, se puso además a una dieta de huevos crudos, cigarrillos y whiskey para alterar su voz a pesar de que era una alcohólica en recuperación.