¿Qué puede ser más atemorizante que el mismísimo hijo de Satanás? El chamaco nunca dijo mucho pero sus miradas literalmente mataban, y si no pregúntele a su niñera y su encantador regalo de cumpleaños.
El actor, Harvey Stephens, tenía apenas seis años y se caracterizaba, además, por una sonrisa bastante inquietante. Parece que al niño le salía natural: ganó el papel durante una audición en la que compitió con varios niños, pero cuando el director Richard Donner les pidió que lo atacaran (como cuando Demian ataca a Katherine Thorn en la escena de la boda), Harvey fue el único que se lanzó gritando sobre él, le arañó la cara y lo pateó en la entrepierna. Después de arrancarse al escuincle de encima, ordenó que le tiñieran el pelo de negro y lo contrató para el papel.