Los hermanos Grimm, además de sádicos, también eran medio plagiarios. Su historia sobre la princesa Aurora está basada en un relato escrito por Charles Perrault, que a su vez se basa en varias obras cuyo origen se puede rastrear hasta 1330. En estos la princesa cae en un sueño profundo a causa de una profecía y no por la maldición de una bruja, pero lo más triste es que el beso del príncipe no sirve para despertarla.
Con todo, lo más terrible sobre La bella durmiente, es que el rey se aprovecha del sueño profundo de su hija -incesto, efectivamente- y la princesa da a luz a unos gemelos mientras esta jetona. Uno de los bebés logra sacarla de su estupor y la pobre Aurora despierta con la noticia de que es madre y víctima de incesto. A su madrastra no le gusta para nada el numerito, pero en vez de ir a denunciar al rey al DIF, decide mejor matar a los gemelos y servírselos al rey como estofado. Afortunadamente el cocinero que tenía que llevar a cabo la misión se arrepiente a último minuto.