Curiosamente ambas películas tuvieron a Alfred Hitchcock en la dirección, un claro ejemplo de que la experiencia hace al maestro. La primera cinta fue de 1934 y se centra en una familia británica que va de vacaciones a Suiza pero se envuelve en un caso de asesinato tras la muerte de un amigo francés. Tras obtener una pista sobre el crimen, una serie de cosas llevan a otras hasta que se dan cuenta de que su hija fue secuestrada.
En 1956 el cineasta retomó su obra y la volvió a filmar pero con algunas diferencias que la hacen notablemente mejor. Primero, en la trama en vez de ir a Suiza van a Marruecos y su primogénito ahora es hombre en vez de mujer. Pero lo más importante son los toques de comedia que plasmó en este largometraje de la mano del actor James Stewart, haciéndola más espontánea y fluida.