Quien haya visto la ganadora del Óscar a Mejor película en 1992, sabrá que la escena en la que Hannibal Lecter (Anthony Hopkins) le cuenta a Clarice Sterling (Jodie Foster), sobre el inocente tipo al que le merendó el hígado “con un plato de habas y un buen Chianti”, es una de las más memorables de la película, y del cine en general.
De acuerdo a una teoría, esta anécdota, que no termina de encajar en lo que Lecter le está revelando a la agente Sterling sobre Buffalo Bill, podría ser una pista del caníbal para confesarle veladamente a Clarice que ya no se estaba tomando sus chochos.
El libro de Thomas Harris en el que está basada la cinta se publicó en 1988, época en la que los pacientes psiquiátricos eran tratados con una sustancia llamada MAOI, que tenía el riesgo de elevar peligrosamente la presión sanguínea si se le combinaba con ciertos alimentos, entre los cuáles se encontraban -justamente- el hígado, las habas y el vino tinto.