Sin duda es uno de los mejores antagonistas del siglo XXI y villano por excelencia; quizá su rostro viperino y sin nariz no haya adornado muchas portadas de revista, pero su celebridad es tan grande como la de Harry Potter. Y aunque sabemos bastante de su biografía, de acuerdo a Pottermore, la página web oficial de la saga, resulta que aún hay cosas que pocos conocen:
Ni él pronunciaba su nombre porque ya no estaba seguro de cuál era...
Los fans sabemos perfecto que I am Lord Voldemort es un anagrama del nombre real del mago oscuro: Tom Marvolo Riddle. Lo que quizá no se nos había ocurrido es que este anagrama tuvo que ser adaptado a los diferentes idiomas a los que los libros fueron traducidos. Así, en español se modificó el segundo el nombre del personaje a Tom Sorvolo Riddle para que cuadrara con: ‘Soy Lord Voldemort’. El cambio son solamente unas cuantas letras, nada que ver con la traducción al francés donde Voldemort terminó siendo Tom Elvis Jedusor. Por lo menos en Francia se sigue llamando Tom, en Dinamarca se llama Romeo G. Detlev y creemos que de plano no le queda el nombre.
Hablando de nombres, hace un par de años J.K. Rowling publicó en un twitt que la ‘t’ final de Voldemort no suena, como si se pronunciara en francés. Esto de confirmó la teoría de que la segunda sílaba del nombre artístico de Riddle era la palabra ‘muerte’ en este idioma.
Malvado, soberbio, poderoso pero despistado y con poca imaginación
La poca tolerancia a la frustración de Riddle hizo que odiara a Hogwarts por haberlo rechazado dos veces como profesor de Defensa contra las artes oscuras. Todos sospechamos que desde entonces maldijo el puesto y por eso nadie duraba más de un año. Una teoría afirmaba que lo hizo para que las nuevas generaciones no estuvieran bien preparadas cuando él regresara. Nosotros pensamos que simplemente lo hizo por rencoroso y berrinchudo.
La vanidad su talón de Aquiles
Arrogante como pocos, el Señor oscuro por supuesto que se refería a sí mismo en tercera persona, pero eso lo hace cualquier mamerto, aunque no sea villano. Su perdición en realidad fue haber elegido cosas tan famosas y cercanas a su historia para convertirlas en Horrocruxes: la diadema de Rowena Ravenclaw, la copa de Helga Hufflepuff, el anillo de Marvolo Gaunt. Si hubiera elegido objetos comunes y corrientes no lo hubieran cachado tan fácilmente.
Sentirse superior a los demás también le costó caro al olvidar que no hay enemigo pequeño: fue Kreacher, un simple y despreciado elfo doméstico, el que le arrebató el guardapelo de Slytherin y nuestro amado Dobbie quien rescató a Harry y compañía de la mansión Malfoy al final de Las reliquias de la muerte. Lo más curioso de todo esto, es finalmente darnos cuenta que a pesar de ser un mago todo poderoso, fueron sus propias debilidades las que pavimentaron el camino a su destrucción.