La maldición de la casa Winchester, la historia de terror que sigue a Sarah Winchester y sus excéntricas creencias, protagonizada por Helen Mirren , llega mañana a la cartelera mexicana. Aunque parezca una idea disparatada o fuera de la realidad, la cinta clama que la trama está basada en hechos reales, de aquellos en que la ficción es superada por la realidad.
Después de la muerte de su esposo, Sarah heredó toda la compañía y fortuna amasada por la fabricación y venta del rifle Winchester, el arma que más vidas cobró en la segunda mitad del siglo XIX en las batallas entre los nativos americanos y los estadounidenses. Pero cuando Sarah tomó las riendas de la empresa está abatida por la pérdida de su marido, así como por el anterior fallecimiento de su hija de cuatro años.
Por esta razón buscó respuestas como una forma de terminar su infelicidad. Así decidió consultar a una médium, quien la convenció de que está maldita por las almas de las personas que murieron a causa de disparos de los rifles. Para evitar que tomaran su vida, la bruja le aconsejó a Sarah que hahiciera una casa donde pudieran vivir los espíritus, y le aseguró que mientras estuviera construyendo los fantasmas no le harán daño.
Acto seguido, la viuda compró una granja en San José, California, para comenzar a levantar el hogar que la salvara. De ahí en adelante se dedicó durante 38 años a modificar y agrandar su casa con la ayuda de un grupo de personas que trabajan 24 horas los 7 días de la semana, construyendo habitaciones extrañas, puertas que no llevan a ningún lado, ventanas en el piso y escaleras que terminan en el techo, todo con el objetivo de continuar indefinidamente el proceso de construcción y de convertir su mansión en un laberinto que confundiera a los espíritus.
Sarah pensaba que el número 13 era su amuleto contra la maldición y por ello lo ocupaba en muchos elementos de su vida y hogar. En su armario tenía 13 ganchos para el mismo número de vestidos e inclusive su testamente estaba dividido en 13 secciones. Pero su creencia se vio alimentada por el terremoto de 1906 que dañó severamente el recinto: creía que era una señal de las almas.
Después de su muerte a los 82 años, la casa fue vendida por su nieta y posteriormente fue abierta al público como una atracción turística, misma que se mantiene hasta nuestros días. Inclusive en la actualidad se han descubierto nuevas habitaciones, que están disponibles para los visitantes.
La maldición de la casa Winchester es una historia increíble, de esas que se considerarían inverosímiles si no estuviera documentada; prueba de que la imaginación muchas veces se queda corta ante los misteriosos sucesos que les suceden a ciertas personas.