La 90 entrega del Óscar fue bastante mesurada, respetuosa, incluyente, tolerante y recatada, tanto que muchas de las bromas y chistes de los presentadores nomás no cuajaron. Uno de los peores momentos fue la ya tradicional interacción del anfitrión con la audiencia, y ni Guillermo del Toro ni nadie más, entendió qué tenía de simpático que cargara un hot dog gigante a una de las salas de cine contiguas al Teatro Dolby.
Tampoco entendimos el chiste de Maya Rudolph y Tiffany Haddish presentando el premio a los cortometrajes, con los zapatos en la mano. Menos entendemos qué le ve la Academia a Haddish después del oso que hizo al presentar las nominaciones, por mucho que estelarice la comedia afroamericana más taquillera en Estados Unidos.
A las que sí les salió bien el chiste fue a Jodie Foster y a Jennifer Lawrence, aunque la diferencia de estaturas las hiciera parecer Hagrid y Frodo...
Por cierto que Jennifer Lawrence fue también la protagonista de la mejor momento in fraganti del Óscar, menos mal que esta vez no se cayó...