En la ceremonia de 1974 David Niven estaba a punto de introducir a Elizabeth Taylor para entregar el premio a Mejor película, cuando un tipo desnudo apareció de repente detrás de el, haciendo la señal de la paz, para después desaparecer de cuadro en su carrera por el escenario. Más tarde se supo que el flasher era Robert Opel un fotógrafo y dueño de una galería de arte que seguramente buscaba publicidad gratis o sus cinco minutos de fama que en aquella época donde no podían conseguirse simplemente difamando al director favorito al premio de la Academia a través de Twitter.
Niven casi ni se inmutó y continuó como si nada diciendo:
Bueno damas y caballeros, esto estaba casi destinado a suceder... pero ¿no es fascinante que la única forma en la que este hombre puede conseguir que la gente se ría, es encuerándose y mostrando sus miserias?