Uno de los mejores shows de los noventa era sin duda esta serie sobre el irreverente y mal portado extraterrestre peludo de Melmack, que insistía en comerse a 'Suertudo' el gato de la familia Tanner que lo tenía de huesped en su hogar. Durante cuatro años Alf (doblado en México por Carlos Segundo) fue la delicia de quienes en aquella época lo sintónizabamos por TVAzteca.
Lo que nadie a nadie se le ocurrió es que el set del programa presentara más dificultades en la vida real que las que el extraterrestre ocasionaba en la ficción. Paul Fusco, el creador de la serie y quien manejaba al puppet de Alf y le prestaba su voz en inglés, comentó alguna vez a The Hollywood Reporter que muchos de los problemas entre el elenco iniciaron porque el set era un lugar muy difícil para trabajar dado que estaba lleno de 'trampas', que son los huecos que había en el suelo para manejar al puppet. Los actores tenían que ir esquivándolos por el set mientras actuaban. La producción era tan complicada que un solo episodio podía tardar hasta 25 horas en grabarse.
Anne Scheeden (Kate Tanner) le confesó en el 2000 a People que el set era un lugar infeliz y que varios actores tenían personalidades complicadas. Andrea Olson (Lynn, la hija adolescente) dijo alguna vez que toda la tensión se generaba ante la sensación de no ser más que un actor de soporte para una marioneta. Y parece que tenía razón, ya que dicen que en algún momento de la última temporada Max Wright, quien interpretaba a Willy, el padre de la familia Tanner, perdió los estribos y se le fue encima al puppet de Alf gritando: "¡Pónganos hilos a nosotros también! ¡Aquí todos somos títeres!"