Ellen y Linda hicieron de mamá e hija en la película El exorcista, en la que sobrevivieron a una posesión diabólica. En la vida real, debieron luchar contra el mal juicio de su director William Friedkin.
En la trama, Ellen Burstyn recibía una cachetada por parte de Linda Blair ya poseída, lo cual implicaba simular que la chica tenía una fuerza sobrenatural. Para tal efecto,se usaría un cable manejado por un tramoyista. Burstyn, advirtió a Friedkin que el técnico la estaba jalando de manera brusca durante las primeras tomas, pero el director dijo que quería un resultado "realista" e ignoró a la actriz. Finalmente, esta escena le causó un daño crónico en la columna a Burstyn.
A Linda, le tocó la tortura del frío, al tener que grabar en habitaciones refrigeradas vistiendo tan sólo un ligero camisón, pero lo peor es que el haber realizado esta cinta le dejó una serie de traumas a la entonces joven actriz, de los que nunca pudo sobreponerse.