Tengo un hijo quien, para mi orgullo, es un ferviente otaku. Ayer me comentó bastante sacado de onda: "¿Ya viste que en febrero se estrena en Netflix el live action de Full Metal Alchemist? ¿Por qué nadie se da cuenta de que no se puede reducir, como en el caso de Death Note, una serie de 37 episodios a una película que ni siquiera llega a abarcar el primer arco de la serie? Full Metal Alquemist consta de dos series de anime, la primera de 2003 tiene 51 episodios, y la segunda, Full Metal Alquemist Brotherhood de 2009, tiene 64. ¿Cómo pretenden meter ese tamaño de historia en una película de dos horas y cuarto?"
Full Metal Alquemist (FMA como es reconocido por la comunidad otaku) es un anime que cuenta la historia de Edward Elric y su hermano Alphonse, unos niños prodigio en la alquimia a los que su padre abandona a temprana edad y poco tiempo después muere su madre. Esto los lleva a practicar una alquimia prohibida: la transmutación humana; una técnica para revivir a los muertos. Pero al realizarla, Edward pierde el brazo y la pierna, mientras que Alphonse pierde todo el cuerpo; pero su hermano logra salvalor sellando su alma en una armadura. De ahí en adelante los dos hermanos comenzarán una aventura para enmendar su error.
El asunto es que a la gran mayoría de los verdaderos fans del anime no les gusta que se conviertan en live-action, ¿por qué?
1. No respeta la cultura original
No es el caso de FMA que es de idioma y protagonistas japoneses, pero te estamos viendo adaptación de Death Note
2. Dejan de lado la mística y se concentran en hacer dinero
Los trailers normalmente muestran spoilers para atraer a los otakus. Además las películas se centran en escenas de acción dirigidas al público que gusta de entregas tipo Transformers, donde sólo se ven golpes sin sentido y prácticamente sin trama. Y es que no, el anime definitivamente no es eso. No es que no haya peleas, de hecho el shonen, un sub-género del anime es de los más representativos en ese aspecto, pero eso no quiere decir que sea lo único que haya, y menos lo más importante
3. El factor 'Evolution'
El nombre viene de la 'increíble' película Dragon Ball: Evolution, la cual el mismo director aceptó que sólo había hecho para ganar dinero, e incluso se disculpó por ello. El mayor problema es que buscan modificar el estilo original de narración. En un anime la pelea está llena de diálogo y de historia. Lo que la gente tiene que recordar es que japoneses y estadounidenses son muy diferentes, y por eso el anime no se puede transformar en un 'Marvel Studios'.