Me queda claro que los niños de los 70 éramos poco exigentes, pero cómo íbamos a ser de otra manera si había tres canales de televisión, las caricaturas empezaban hasta las tres de la tarde y no existían ni las videocaseteras. Para colmo, fue la época de la mayor sequía creativa de Disney que no había producido nada nuevo en años, así que en cuanto a cine nos contentábamos con ir de vez en cuando al Continental, la Casa de Disney (el único cine que las exhibía) a ver El libro de la selva, Blancanieves, Pinocho y demás clásicos de siempre… una vez, porque en esa época tampoco sabíamos que a los niños les gusta ver las películas hasta que se las saben de memoria.
No es de extrañarse entonces que en 1976, Los tres Reyes Magos nos pareciera una joya de la cinematografía mundial. Este largometraje es considerado la primera animación mexicana y fue realizado por Fernando Ruíz y Adolfo Torres Portillo en 1974. Nadie sabe por qué se estrenó hasta dos años después, pero seguramente tuvo que ver con falta de apoyo o presupuesto.
El guion de Emilio Carballido, está basado en una historia de Rosario Castellanos. En realidad es la típica pastorela en la que la que San José es idéntico a Juan Diego, Belén se localiza en Xochimilco y el diablo (una especie de prófugo de los X-Men) intenta que los reyes no lleguen a adorar al niño Dios enviando a Murcio, un diablillo verde y pésimo para su chamba, que podía convertirse en murciélago y que en su momento me pareció simpatiquísimo.
Lo que es desastroso de Los tres Reyes Magos es la animación. Con una estética inspirada en los nacimientos de Tlaquepaque, uno no sabe si morirse de risa o sentir ternura ante los dibujos desproporcionados, los colores chillones, la psicodelia, los escasos cuadros por segundo y la falta de lip-sinc. Pero finalmente, no era muy diferente a lo que veíamos en la televisión, así que a nadie le importó que la serpiente fuera del mismo tamaño que el caballo de Melchor, que hubiera escenas de relleno en dónde sólo vemos flores flotando en la pantalla ni que la música fuera de los hermanos Zavala, nos gustó aunque la vimos en julio; vayan ustedes a saber por qué a nadie se le ocurrió un estreno decembrino.
La vida en México a finales de los 70 era mucho más sencilla y los niños estábamos acostumbrados a rellenar con nuestra imaginación lo que no alcanzaban a mostrarnos en pantalla, y así, abrazamos a Los tres Reyes Magos con todos sus defectos y, sin saberlo, reconociendo el mérito de ser el primer largometraje animado que reflejaba nuestra cultura, muchos años antes de... Coco