No queremos aburrirlos con la historia de cómo Harvey Weinstein perdió todo cuando hace un par de semanas salió a la luz que había sido un depredador sexual con decenas de mujeres, incluídas actrices de gran talla como Gwyneth Paltrow y Angelina Jolie, pero sí queremos contarles que la actriz mexicana Salma Hayek abrió su corazón para confesar todo lo que sufrió en manos de este hombre.
"Durante muchos años se convirtió en mi monstruo", dijo Hayek para New York Times. "Por muchos años huí de la responsabilidad de contar mi historia y exponer a este monstruo".
A lo largo de 14 años pasé de ser una colegiala a una estrella de las telenovelas mexicanas para después probar suerte como extra en algunas películas estadounidenses como Desesperado y Fool Rush In. En esos años era inimaginable que una mexicana pudiera aspirar a un lugar en Hollywood, pero Harvey era un visionario en la industria del cine que convertía el contenido orginal en algo mainstream.
La historia que me llevó a persuadir mi carrera fue la de Frida Kahlo, quien en la época de oro para los muralistas mexicanos tuvo la valentía para expresarse sin tomar en cuenta el esceptismo de la gente; el imperio Weinstein, que en esos tiempos era Miramax, era sinónimo de igualdad, sofisticación y riesgo, era la empresa ideal para contar la biografía de esta leyenda mexicana.
Para cumplir su sueño, el trato fue que Harvey compraría todos los derechos del trabajo que Salma había realizado y ella sólo cobraría el salario que dicta Screen Actors Guild más el 10%; si se hubiera quedado en su rol de productora, sus ganacias hubieran sido estratosféricas, no obstante, en la década de los noventa las mujeres no dominaban la rama de las negociaciones.
"No me importaba el dinero, sólo quería realizar este proyecto y estaba muy emocionada de trabajar para su compañía. En mi ingenuidad pensé que él había cumplido mi sueño, que después de 14 años por fin alguien me valoraba y me tomaba en cuenta. Pero no fue así", añadió Salma.
Hayek declaró que posteriormente la que tuvo que aprender a decir que no fue ella:
No tomar un baño con él. No dejarlo verme mientras me baño. No dejar que una de sus amigas desnudas me diera un masaje. No dejarlo hacerme sexo oral. No desnudarme enfrente de otra mujer. No, no, no
La mexicana asegura que con cada "no", Weinstein enfurecía. "Su ira llegó al grado de marcarme a media noche para exigirme que despidiera a mi agente por algunas diferencias que tuvieron con el objetivo de sacarme de la alfombra roja del Festival Internacional de Venencia en donde reconocerían el trabajo de Frida".
Harvey amenazaba a Hayek con darle el papel protagónico de la película de sus sueños a otra actriz si no hacía lo que le ordenaba, así que si ella intentaba dejar su compañía, él se aseguraría de que su carrera terminaría porque su nombre aún no era lo suficientemente fuerte como para ser tomada en cuenta por otra productora.
"Estoy muy agradecida con todos los interesados en escuchar nuetras experiencias. Espero que unir mi voz al coro de gente que está luchando para que por fin se entienda lo difícil y tardado que es triunfar en esta industria".