La adaptación de la historia creada por Dr. Seuss ahora también se ha convertido en un clásico del cine navideño. Por más irritantes que sean los habitantes de Villaquién y por más que digas que esta película es una completa cursilería, todos, ABSOLUTAMENTE TODOS, derramamos una lágrima cuando El Grinch se dejó contagiar por el espirítu de la Navidad.
El carisma de Jim Carrey es sin duda lo que hace que este personaje aparezca en nuestros televisores cada año y soltemos aunque sea una carcajada con las maldades que este peculiar personaje le hace a los Quién. Por más Grinch que seas (literal) tienes que aceptar que has visto esta película mínimo una vez en tu vida.