La audiencia quedó estupefacta pensando qué coños acababan de ver, ¿Max Headroom era parte de una campaña comercial? ¿O del canal de TV? ¿Una nueva forma de ataque? ¿Un bromista? ¿La venganza de un empleado? Obviamente, el FBI no lo tomó por otra cosa más que terrorismo. Lo increible es que, aún cuando tenían a algunos sospechosos, entre ellos el artista Eric Fournier y el programador conocido como Bowie, jamás pudieron aprehender a nadie. ¡A nadie!
Han pasado 30 años de aquellos "crímenes" y por ahí debe de haber algunos nerds desternillándose por su travesura, felices de saber que ahora son símbolos de la pelea contra el sistema (¡en tu cara FBI!). Eso hizo que varias películas usaran esta osadía como ejemplo de contracultura dentro de sus propias historias, aquí varios ejemplos:
Tan sólo dos años después de aquel suceso, el Joker de Jack Nicholson interrumpe la transmisión para vender Smylex en Batman.
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