Netflix lanzó Jim & Andy, un documental en el que Jim Carrey narra su experiencia durante el rodaje de El lunático (Man on the Moon), un bioepic sobre el controversial Andy Kauffman. Adorado por unos y detestado por otros, las actuaciones del comediante no siempre hacían reír pero casi siempre irritaban a su audiencia. Kauffman fue desconcertante hasta muriendo a los 35 años de un cáncer de pulmón fulminante.
Carrey siempre fue su gran admirador y realmente quería el rol en la cinta de 1999 de Milos Forman. A pesar de estar en la cúspide de su fama, el director no estaba del todo convencido de la participación del actor, sobre todo cuando Jim se presentó como Andy desde el primer día y se negó a salir del personaje mientras duró la filmación, generando los mismos problemas que Kauffman (y sobre todo que su alter ego, Tony Clifton) hubieran ocasionado.
Jim & Andy presenta la filmación que se realizó a manera de ‘detrás de cámaras’ durante el rodaje y que Universal había mantenido enlatada durante los últimos 20 años, alegando que no quería que el público percibiera a Jim Carrey como un idiota. “Fue como si Andy hubiera tomado control de mí […] pero ¿hasta dónde te comprometes con un personaje cuya intención era escandalizar y cruzar los límites?” –asegura Jim Carrey, quien además de comentar las anécdotas que presenta el documental aprovecha para reflexionar sobre su carrera y su vida.
No son sólo la larga barba canosa y las arrugas lo que lo separan de quien era en 1999. Jim Carrey se nos presenta profundo y filosófico, sin caras extrañas ni sonidos guturales, incluso, son pocas las veces que sonríe. Aquí se muestra en todo su esplendor, desprendido del personaje que definiría su carrera; y sin duda, esa es la transformación más impresionante de su carrera.