Dicen que lo más probable es que Gary Oldman no gane el Oscar a Mejor actor, porque en Las horas más oscuras el actor no interpretó a Winston Churchill… se transformó en él. En la recta final hacia los premios de la Academia, la cinta del director Joe Wright (Orgullo y prejuicio) se perfila como una de las más fuertes contendientes para llevarse al hombrecillo dorado en varias categorías, incluida por supuesto, la de Mejor película.
Los ingredientes para cocinar una cinta que pueda aspirar al Oscar tienen que ser de la más alta calidad. El hombre detrás del guion es Anthony McCarten, nominado por La teoría del todo. Dado que se perfilaban en el horizonte varias películas que incluían a Churchill, una protagonizada por Brian Cox, su compañía Working Title decidió encontrar un equipo que llevara la historia a otro nivel. Eso significó esperar tres años a que Wright estuviera disponible, ya que según Indiwire, McCarten afirmó que “sólo él podía traducir el guion en una sinfonía visual y recrear un mundo en guerra sin mostrar ni una escena bélica”.
Wright fue quien exigió que Gary Oldman interpretara a Churchill. El actor se negó en un principio porque no quería el rol de un hombre mayor ni tener que subir de peso, pero una vez convencido comenzó a estudiar cada detalle de su personaje. La idea de utilizar a un actor menor a los 65 años que tenía el Primer Ministro sirve al propósito de mostrar lo energético que era Churchill en su momento y salirse de las personificaciones tradicionales. Oldman sacó de su retiro al reconocido artista del maquillaje Kazuhiro Tsuji para su caracterización y pasaron meses antes de que lograran el parecido con Churchill sin que las expresiones se perdieran detrás del látex.
Con todo, lo que puede hacer más especial a Las horas más oscuras ante la Academia es que posee un mensaje que cae como anillo al dedo al momento actual; algo que ninguno de sus realizadores pudo haber previsto cuando arrancaron el proyecto hace tres años en un mundo donde no existía el Brexit ni Trump era presidente. “Me asusta lo que estamos viviendo –dijo Wright a Indiewire- pero me impresiona la resistencia. Churchill peleó con uñas y dientes, nadie estaba de acuerdo con él, y aun así prevaleció para hacerle frente al totalitarismo, al odio y a la intolerancia. Quizá sea por eso que hoy necesitamos una película como esta”.