Brian Cox (Escocia, 1946) y Gary Oldman (Inglaterra, 1958) suenan para la época de premiación que está por comenzar. Ambos por interpretar a Sir Winston Churchill, uno de los políticos más icónicos del siglo XX –y más veces representado en el cine–. Con apenas unos meses de separación entre estrenos comerciales en EEUU (una en junio la otra en noviembre) ya se empieza a debatir quién podría quedar en alguna de las ternas para Mejor actor.
La que estrenó primero es Churchill dirigida por Jonathan Teplitzky (Mejor que el sexo). Ésta retrata los cuatro días antes del desembarco en Normandía, misión que cambió el rumbo de la Segunda Guerra Mundial. Cox aquí presenta a un líder cansado por los años de conflicto, en perpetuo desacuerdo con sus aliados y lleno de dudas. Es su mujer, Clementine (Miranda Richardson), quien lo mantiene en sus cabales y lo empuja para salir airoso de una de las pruebas más grandes que ha tenido cualquier líder de la historia moderna.
Por otro lado está The Darkest Hour de Joe Wright (Expiación, deseo y pecado), estrenada en el Festival de Telluride a principios de septiembre. Digamos que cronológicamente ésta sucede antes. Aquí apenas es el Primer Ministro recién elegido ante el descontento de sus colegas. Una de sus primeras tareas será negociar o no con Hitler la rendición de su país. Gary Oldman presenta a un viejo lo suficientemente hábil de mente e inspirado para que sus palabras aplaquen a los enemigos que tiene dentro y fuera del país.
¿Quién suena más fuerte para la temporada de premios e incluso para una nominación al Oscar como Mejor actor? La balanza se inclina hacia Gary Oldman. Y es que su película ha tenido mejor recibimiento (la suya tiene el doble de calificación en Rotten Tomatoes), ha pasado por los festivales exportadores de candidatos (como Toronto) y además, el Winston de The Darkest Hour sostiene la película por si solo, a diferencia del de Cox, que mucho de su desarrollo proviene de su mujer. Sea quien sea, o si quedan los dos, será justo que al fin se les reconozca. ¡Ninguno ha ganado un Oscar!