“Fracasé”: Demi Moore aún se arrepiente de no haber protagonizado una de las películas más exitosas de los 80
Luis Fernando Galván
Desde 'El arca rusa' de Aleksander Sokurov hasta 'Museo' de Alonso Ruizpalacios, me encantan las películas que se desarrollan al interior de los museos. Como historiador del arte, me interesa explorar los vínculos que existen entre la pintura y el cine como medios de expresión visual.

Demi Moore ha construido una carrera llena de éxitos y desafíos, pero hay un papel que aún la persigue. La actriz reveló que perdió una gran oportunidad en los 80 por un mal casting, un error que sigue lamentando décadas después.

Demi Moore ha experimentado un renacimiento en su carrera gracias a su impactante papel en La sustancia, un thriller de terror que le ha valido elogios y premios, como el Globo de Oro y el SAG Award. Este éxito reciente marca un reconocimiento merecido para una actriz que, pese a haber sido una de las estrellas más icónicas de los años 80 y 90, nunca recibió la apreciación a su talento que muchos de sus contemporáneos disfrutaron. Aunque participó en películas memorables como La letra escarlata y Una propuesta indecorosa, su trayectoria estuvo marcada por la percepción de que su imagen eclipsaba su talento actoral.

Durante la década de los 90, Moore se consolidó como una de las actrices mejor pagadas de Hollywood, pero al mismo tiempo, fue encasillada en roles que explotaban su imagen más que su capacidad interpretativa. Striptease y G.I. Jane, dos de sus proyectos más personales, fueron duramente criticados y fracasaron en taquilla, lo que prácticamente cerró la puerta a nuevas oportunidades protagónicas en grandes estudios. Su decisión de asumir papeles que desafiaban los estándares de la industria y la representación de la mujer en el cine de la época le pasó factura, a pesar de su indiscutible compromiso con cada personaje que interpretó.

MUBI

Demi Moore revela la película que pudo haber cambiado su carrera

Paradójicamente, su reciente éxito con La sustancia parece reivindicarla como una actriz de enorme versatilidad, alejada de los prejuicios que marcaron su carrera en el pasado. La película de Coralie Fargeat, que retoma elementos del horror corporal, le permitió explorar la fragilidad de la fama y el precio de la eterna juventud, temas que resuenan con su propia historia en la industria cinematográfica. Ahora, con su talento finalmente reconocido, Moore reflexiona sobre las oportunidades que dejó pasar y las decisiones que marcaron su camino en Hollywood.

Uno de los arrepentimientos más grandes de Moore es no haber conseguido el papel de Charlotte Blackwood en Top Gun, la película que catapultó a Tom Cruise al estrellato internacional en 1986. En una entrevista con Howard Stern, la actriz confesó que estuvo a punto de quedarse con el personaje, pero que su audición final fue un desastre. Aunque su primera prueba fue excelente, en la segunda se sintió insegura y dejó que los nervios la dominaran, lo que afectó su desempeño y llevó a que el papel terminara en manos de Kelly McGillis.

Paramount Pictures

Moore admite que este fracaso la persiguió por años, en parte porque reforzó sus dudas sobre su propio talento. "Me metí demasiado en mi cabeza y no me adueñé del momento", confesó en la entrevista. "Eso sólo alimentó la idea de que no era lo suficientemente buena". A pesar de esta experiencia, su carrera tomó un rumbo exitoso con Ghost: La sombra del amor, película que la convirtió en una de las actrices más rentables de la década de los 90.

Curiosamente, Moore terminó trabajando con Tom Cruise unos años después en Cuestión de honor, donde interpretó a la teniente JoAnne Galloway. Aunque su papel fue bien recibido, nunca tuvo la oportunidad de compartir una historia romántica con el actor, como sí habría sucedido en Top Gun. Para ella, esta coincidencia en sus carreras es una especie de recordatorio de lo que pudo haber sido si su audición hubiera salido mejor.

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