Cuando hablamos de las leyendas del cine de acción, automáticamente saltan nombres como Arnold Schwarzenegger, Bruce Willis, Mel Gibson, y por supuesto, Sylvester Stallone. Con sus franquicias Rocky y Rambo, el llamado "semental italiano" no sólo definió el cine de acción de los ochenta y noventa, sino que marcó a una generación que no se perdía ni una de sus películas en la pantalla grande o en videocasetera.
Al recordar momentos legendarios de Stallone, nadie podría olvida Rambo II: La misión, la secuela que ocupa un lugar especial en la memoria de los fans. Aquellas escenas donde el veterano de guerra regresa al campo de batalla en una misión para rescatar prisioneros estadounidenses dejó sin aliento a miles de espectadores, pero lo que casi nadie recuerda, es que muchas de esas secuencias tan explosivas no fueron filmadas en Vietnam, sino en México.

En Rambo II, el público volvió a lo más profundo de la jungla vietnamita, donde John Rambo debe salvar el día otra vez. Sin embargo, lo que no muchos saben, y que hoy es un buen dato para cualquier cinéfilo amante de la acción, es que una buena parte de la cinta fue filmada en el estado de Guerrero, específicamente en lugares cercanas al puerto de Acapulco.

Mientras todos creíamos que Stallone estaba internándose en territorio hostil del Sudeste Asiático, en realidad se encontraba bajo el sol de México, rodeado de fauna tropical y con el sonido del mar Pacífico de fondo. Lo cierto es que el equipo de producción aprovechó la vasta naturaleza y la vegetación de la región para simular la jungla vietnamita. Con la edición, el diseño de edición y la música épica de fondo, nadie sospechó que John Rambo estaba combatiendo a escasos kilómetros del puerto mexicano más famoso de todos.

¿Por qué México? La elección de tierras aztecas como escenario para simular Vietnam no fue accidental ni única. En realidad, el país ha sido utilizado como set de producción para cientos de películas de Hollywood por varias razones: sus paisajes diversos, costos de producción más bajos, mano de obra especializada y, por supuesto, la cercanía con Estados Unidos. En el caso específico de Rambo II, Acapulco y sus alrededores ofrecían la locación perfecta, con montañas, cuerpos de agua y más de todo lo que un director de acción podía soñar para una película llena de explosiones, helicópteros y camuflajes.