El cine musical ha encontrado en los últimos años nuevas formas de reinventarse, y uno de los ejemplos más recientes es Better Man, la ambiciosa biopic sobre Robbie Williams. La película busca capturar no solo la trayectoria del cantante británico, sino también su compleja personalidad y el impacto de su música en el público. Con un enfoque innovador, el filme utiliza tecnología de captura de movimiento para dar vida a diferentes versiones del artista, incluyendo una inesperada representación de Williams a través de un chimpancé digitalizado.
Para el director Michael Gracey, Better Man no es solo un retrato convencional de una estrella del pop, sino una oportunidad para explorar la identidad y la fama desde una perspectiva única. El cineasta, quien previamente trabajó en The Greatest Showman, ha expresado en varias entrevistas su fascinación por los musicales y su deseo de contar historias a través de la música y el espectáculo. Inspirado en grandes clásicos de Hollywood, Gracey busca con esta película generar una experiencia cinematográfica tan emocionante como los propios conciertos de Williams.

Michael Gracey y el favor inesperado que salvó su primera película
Sin embargo, el vínculo entre Robbie Williams y Gracey no comenzó con Better Man, sino varios años atrás. Durante la preproducción de The Greatest Showman, el musical protagonizado por Hugh Jackman, surgieron dudas sobre la calidad de la música. "Hugh estaba perdiendo confianza en las canciones", recordó Gracey en entrevista para IndieWire. "Otras personas empezaron a decirle que no eran lo suficientemente buenas". Como director debutante, Gracey sintió que su voz no era suficiente para convencer a Jackman, por lo que pensó en recurrir a alguien a quien el actor admirara: Robbie Williams.
El entusiasmo de Jackman por Williams era bien conocido dentro del equipo de producción. "Siempre lo mencionaba como referencia cuando hablábamos de P.T. Barnum", explicó Gracey. "Decía que Barnum debía ser un showman con el público en la palma de su mano, como Robbie en sus conciertos". Consciente de la influencia que el cantante tenía sobre el actor, Gracey decidió intentar un acercamiento inusual para reforzar la confianza de su protagonista en el proyecto.

A través de un contacto en común, Gracey logró presentarse en la casa de Williams un domingo por la mañana. "Me abrió la puerta en calzoncillos, como si acabara de despertarse", contó el director. "Le dije que quería contarle sobre la película y tocarle las canciones". Para sorpresa de Gracey, Williams no solo disfrutó la música, sino que se ofreció a enviar un mensaje directo a Jackman. En un video grabado en ese mismo instante, el cantante expresó su entusiasmo de manera contundente: "He pasado el último año trabajando en mi álbum, y lo dejaría de lado para cantar estas canciones".
El impacto del mensaje fue inmediato. "Si hubiera escrito un discurso para que Robbie lo dijera, no habría sido tan efectivo", admitió Gracey. "Incluso bromeó diciendo que si él y Hugh estuvieran tomando té a solas, lo golpearía con la taza hasta la muerte para poder interpretar a P.T. Barnum". Tras ver el video, Jackman llamó a Gracey sin dudarlo: "Está bien, hagámoslo". Sin este giro inesperado, The Greatest Showman pudo haber sido cancelada antes de iniciar su producción.