En 1984, el director James Cameron presentó al mundo Terminator, una película que no sólo redefinió el género de ciencia ficción, sino que también catapultó a Arnold Schwarzenegger al estrellato de Hollywood. Pero lo que pocos saben es que, en su momento, no todos estaban convencidos de que el llamado "Governator" fuera la mejor opción para el papel. De hecho, una de las figuras más importantes de la película no tomó en serio al también actor de Mentiras arriesgadas y pensó que la cinta sería un desastre.
Si bien hoy en día, Schwarzenegger es una leyenda del cine de acción, a principios de la década de los ochenta, su situación era completamente diferente. En ese entonces, la fama del actor de origen austriaco se debía más a su físico imponente y a su carrera en el fisicoculturismo que a su talento en la gran pantalla. Para muchos, en especial para una integrante del elenco de Terminator, era difícil imaginar a Schwarzenegger como un actor serio, y menos como un villano de ciencia ficción que marcaría una era.
Mientras James Cameron confiaba en su capacidad para interpretar al letal cyborg, Linda Hamilton no estaban convencida de que Schwarzenegger fuera la mejor elección. En una entrevista para la serie documental de Netflix, Arnold, la actriz confesó que en ese momento consideraba a Arnold como "un farsante". Para ella, él era simplemente un culturista intentando incursionar en la actuación, sin el talento necesario para llevar a cabo un papel tan complejo.

Sin embargo, conforme avanzó el rodaje, Hamilton se llevó una gran sorpresa. Schwarzenegger no sólo cumplió con su papel, sino que lo hizo con una dedicación impresionante, convirtiéndose en un Terminator que daba miedo de verdad. Ella se dio cuenta de que Schwarzenegger tomaba el personaje con la seriedad de un profesional, entrenando para cada escena y metiéndose completamente en la piel del malvado cyborg del futuro.

La experiencia del rodaje con Schwarzenegger no sólo cambió la percepción de Hamilton sobre él, sino que también la hizo reconsiderar el potencial éxito de la cinta. Pronto, la relación entre ambos evolucionó con el tiempo, llegando a reconocerse el uno al otro y respetar el compromiso y la pasión que cada uno aportaba a sus respectivos roles. El "farsante" que Hamilton imaginaba se convirtió en un actor al que admiraba, y más tarde, en un amigo de franquicia con el que compartiría escena en varias películas más.

La historia detrás de Terminator es un recordatorio de que, incluso en medio de dudas y desafíos, la determinación puede dar lugar a obras que trascienden el tiempo. La evolución de la relación profesional entre Linda Hamilton y Arnold Schwarzenegger mostró cómo las primeras impresiones pueden ser superadas. Lo que comenzó con dudas y escepticismo terminó en una de las mejores sagas del cine, con un elenco que, pese a las diferencias iniciales, logró construir un legado que sigue vigente hasta hoy.