En 2009, el thriller Los secretos del poder llegó a la gran pantalla con una trama intrigante y un elenco de primer nivel, incluyendo Helen Mirren, Rachel McAdams y Ben Affleck. Sin embargo, pocos saben que su protagonista original era Brad Pitt, quien dejó el proyecto en el último minuto, obligando al director Kevin Macdonald a encontrar un reemplazo de emergencia. El actor que tomó su lugar no solo salvó la película, sino que, según el propio director, fue una elección mucho mejor para el papel.
A mediados de los 2000, Brad Pitt era una de las estrellas más cotizadas de Hollywood. En ese periodo, el actor se encontraba filmando El curioso caso de Benjamin Button junto a David Fincher y Cate Blanchett, cuando conoció a Kevin Macdonald. Ambos congeniaron rápidamente y decidieron colaborar en un proyecto juntos: la adaptación cinematográfica de la serie británica State of Play.
Universal Pictures
El dilema de Kevin Macdonald: sin protagonista a una semana del rodaje
El proceso de desarrollo, sin embargo, no fue sencillo. Mientras Macdonald buscaba adaptar la historia al formato de un largometraje con una narrativa más ágil, Pitt insistía en mantener la complejidad de la serie original, lo que generó constantes desacuerdos. "Los filmes deben ser simples, no puedes ser demasiado complejo en dos horas", comentó el director en una entrevista para The Guardian. Esta diferencia creativa fue uno de los factores que llevaron a la salida del actor.
Además de la disputa sobre el guion, Macdonald también dudaba de que Pitt fuera la mejor elección para el papel. El personaje principal era un periodista con dificultades en sus relaciones personales, lo que contrastaba con la imagen de Pitt, quien en ese momento representaba el ideal masculino en Hollywood. Tras semanas de negociaciones infructuosas, en noviembre de 2007, Pitt decidió abandonar el proyecto a solo una semana del inicio del rodaje.
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La salida de la estrella puso en aprietos a la producción, e incluso Universal amenazó con emprender acciones legales contra Pitt si no se encontraba un reemplazo rápidamente. En ese momento, Macdonald sugirió de inmediato a Russell Crowe, quien aceptó el papel tras una reunión con el director en Australia. "Russell es el mejor, un verdadero actor antes que una estrella de cine", afirmó Macdonald, dejando en claro que estaba más que satisfecho con el cambio.
Aunque el director insistió en que no guardaba rencor a Pitt, sus declaraciones reflejaron una clara preferencia por Crowe. Según Macdonald, el actor de Gladiador tenía la capacidad de sostener una película de Hollywood sobre sus hombros y aportó una profundidad al personaje que habría sido difícil de lograr con Pitt.