Antes de que Harrison Ford fuera inmortalizado como Han Solo o el cazador de drones Rick Deckard, no importaba si era humano o replicante porque lo que realmente importaba era que su nombre apenas y solía escucharse en los pasillos de Hollywood. Y es que como le sucedió a muchos otros actores, Harrison Ford tuvo un comienzo difícil en su carrera. Antes de convertirse en una leyenda tuvo que abrirse camino con pequeños papeles, como en El ladrón, que era una película tan desconocida que ni siquiera apareció en los créditos.
Su estatus de estrella no llegó sino hasta once años después, cuando logró despegar con una "pequeña película" llamada Star Wars. Sin embargo, incluso después de El Imperio Contraataca, los productores de Hollywood aún dudaban en elegirlo para grandes papeles. Así lo contó el director Ridley Scott en una entrevista con GQ donde explicó que "Harrison Ford no era una estrella. Acababa de volar el Halcón Milenario en Star Wars. Recuerdo que mis inversores me preguntaron "¿quién diablos es Harrison Ford?", y yo les dije: "Están a punto de descubrirlo". Harry se convirtió en mi protagonista".
Warner Bros. Pictures
En aquel entonces, Ford acababa de terminar el rodaje de En busca del arca perdida, pero la película aún no se había estrenado y no contaba con el empujón necesario para consolidarse como la leyenda que es hoy. A pesar de ello, Scott estaba convencido de que era la elección perfecta para interpretar a Rick Deckard en Blade Runner.
"En Blade Runner estaba inventando un mundo nuevo", recordó Scott. "Pasé cinco meses con un muy buen escritor, Hampton Fancher, que había escrito una obra de teatro adaptando la novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?. Leí el libro y pensé que había noventa historias en las primeras veinte páginas y que era muy complejo. Hampton escribió esta hermosa historia ambientada en un apartamento. Me encantó el diálogo, pero quería ver qué pasaba cuando salía por la puerta", narró el director.
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El resultado de aquella apuesta es historia del cine: Blade Runner se convirtió en una de las películas de ciencia ficción más influyentes de todos los tiempos, y Harrison Ford en un ícono indiscutible del séptimo arte.
