Una de las películas más queridas en la historia del cine es Forrest Gump, largometraje de Robert Zemeckis que siguió la aventurera vida de un hombre que sobresalió como jugador de fútbol americano, soldado en la Guerra de Vietnam, competidor en el tenis de mesa, pescador de camarones y corredor del país de un extremo a otro. La cinta protagonizada por Tom Hanks arrasó en los Oscar en 1995 y rápidamente se convirtió en una favorita de los fans.
Más allá de la actuación de Hanks y su memorable banda sonora, la producción de drama y comedia hipnotizó a los espectadores gracias a sus frases, especialmente las mencionadas mientras esperaba el autobús para visitar a su amiga Jenny (Robin Wright). Si has visto la película al menos una vez en tu vida, seguramente recuerdas la línea más famosa de todo el guion.
Hay una escena en la que Forrest cruza palabras con una mujer que también se encuentra en espera del transporte público. Se filma un objeto muy importante en la toma, una caja llena de dulces, que se vuelve el centro de la conversación con su compañera de banca: “Mi madre decía que la vida era como una caja de bombones. Nunca sabes lo que te tocará”.
Durante una entrevista con CinemaBlend en 2022, el también actor de Náufrago y El expreso polar reveló que la frase no era muy importante, sino que se pensó como un recurso narrativo adicional. “En Forrest Gump, todo lo que filmamos en el banco del parque en Savannah, Georgia, lo grabamos como un largometraje para una posible pieza narrativa. Le dije a Bob [Zemeckis], ‘¿A alguien le va a importar este idiota sentado en un banco? ¿Qué es eso? Nadie sabe qué hay en esta caja’”, comentó Hanks.
Paramount Pictures
“Terminamos filmando probablemente 13 páginas de diálogo en un día y medio. Bob dijo, ‘Es un campo minado, Tom, nunca se sabe cómo va a reaccionar la gente’”, y fue así como se complementó lo que realmente existía dentro de la misteriosa caja de regalo. Sin planearlo, se dio origen a la frase más entrañable de la película noventera.
