Hablar de terror corporal japonés es evocar títulos como Tetsuo: The Iron Man o series como Tomie de Junji Ito, obras que han definido el género. Sin embargo, una película que destaca entre todas, y que merece ser comparada con los clásicos de Shinya Tsukamoto, es Helter Skelter, dirigida por Mika Ninagawa en 2012. Esta cinta es un imperdible para quienes disfrutaron de La sustancia, el reciente éxito de la directora Coralie Fargeat y la actriz Demi Moore.
‘Helter Skelter’ y ‘La sustancia’: Dos caras de una misma obsesión
Pese a haber pasado desapercibida para el público general debido a su limitada distribución y ausencia en plataformas de streaming populares, Helter Skelter es una obra maestra que vale la pena buscar. En un momento donde el terror corporal está ganando notoriedad nuevamente, esta película emerge como un complemento perfecto para explorar las complejidades de la obsesión por la belleza y la decadencia física.
El título Helter Skelter puede resultar familiar para algunos en Occidente, evocando tanto los crímenes de Charles Manson como la icónica canción de The Beatles. En este caso, la inspiración proviene del manga homónimo de Kyoko Okazaki, quien plasmó en su obra el caos de la industria de la moda y sus devastadoras implicaciones para las mujeres atrapadas en ella. Este contexto dota a la historia de un trasfondo cultural y psicológico que trasciende el género.
La trama sigue a Liliko, una modelo que alcanza la cima de la fama solo para enfrentar un inevitable declive. Con modelos más jóvenes ganando popularidad, Liliko recurre a cirugías experimentales para mantener su apariencia, aunque estas tienen terribles consecuencias: su piel comienza a descomponerse y los tratamientos se vuelven insostenibles. La lucha por preservar su imagen lleva a Liliko a un camino de autodestrucción y manipulación, en el que involucra a su asistente y pareja en actos criminales.
Erika Sawajiri, exmodelo y actriz, ofrece una interpretación inolvidable como Liliko, mientras que figuras como Shinobu Terajima y Nao Ômori complementan un reparto destacado. La banda sonora, compuesta por Kōji Ueno, eleva la atmósfera de la película, reforzando su impacto emocional y estético. A pesar de su calidad, Helter Skelter ha permanecido en relativa oscuridad debido a su escasa distribución en Occidente.
Aunque su estilo pueda parecer experimental, el filme puede encontrar resonancia en un público más amplio. Su narrativa, llena de secuencias abstractas y metáforas visuales, se ancla en temas universales como la juventud, la obsesión y el miedo al envejecimiento. Liliko, a pesar de sus actos despreciables, es un personaje profundamente trágico y humano, cuya lucha contra la irrelevancia puede conectar con cualquier espectador.