John Carpenter es reconocido actualmente como uno de los pioneros del cine de terror estadounidense, creador de éxitos masivos como Halloween y clásicos de culto como They Live. Sin embargo, muchas de sus obras más conocidas recibieron críticas mixtas en su estreno, lo que contribuyó a consolidar su estatus como director de culto.
Esto nos recuerda que, aunque algunos de nuestros proyectos creativos sean inicialmente rechazados o reciban burlas, con el tiempo pueden encontrar su audiencia. La trayectoria de Carpenter (responsable de 1997: Rescate en Nueva York y Rescate en el barrio chino), quien pasó de ser objeto de ridículo a ícono del género al que dedicó su vida, es una historia inspiradora.
En los últimos años, Carpenter ha participado como consultor creativo en nuevas entregas de la icónica franquicia Halloween, incluyendo Halloween Kills y Halloween: La noche final. Además, se ha centrado en su carrera musical, creando bandas sonoras que han influido a grandes talentos, incluido Hans Zimmer, quien lo menciona como una fuente de inspiración.
Entre las películas más célebres de Carpenter se encuentra La cosa de otro mundo, un thriller de ciencia ficción profundamente absorbente que gira en torno a una entidad alienígena capaz de asimilar seres vivos. Es una experiencia esencial del género que ha ganado el aprecio de las audiencias modernas, quienes la redescubrieron masivamente durante la pandemia global.
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Aunque hoy es un clásico indispensable del cine de terror y es considerada una de las mejores cintas de terror jamás realizadas, en su estreno, en 1982, fue recibida como un fracaso crítico y comercial. Cinefantastique llegó a describir La cosa como “la película más odiada de todos los tiempos,” calificándola de “basura instantánea” y “exceso deplorable.” Afortunadamente, nuevas generaciones siguen descubriendo la genialidad de Carpenter al dirigir el talento de Kurt Russell, T.K. Carter y Keith David.
Cada elemento de la película funciona en perfecta armonía, generando una tensión constante que culmina en una escena climática cargada de paranoia, la cual persiste incluso después de que aparecen los créditos. Aunque La cosa genera miedo con su terror visceral y grotesco, son los sentimientos de traición, desconfianza y ansiedad que Carpenter desarrolla lo que convierte a esta obra en un clásico duradero.