Ocupando los primeros lugares de lo mejor de 2024 en las listas de diversos medios especializados, incluyendo la revista británica Sight & Sound, y como una de las favoritas en esta temporada de premios, La sustancia se erige como uno de los filmes de body-horror más relevantes de los últimos tiempos. La película de Coralie Fargeat ha conquistado tanto al público como a la crítica al abordar una contundente denuncia sobre la estandarización de la belleza en la industria.
Además de su impecable cinematografía, guión, escenas viscerales, guiños a Stanley Kubrick y homenajes a La mosca de David Cronenberg y Cléo de 5 a 7 de Agnes Varda, uno de los aspectos más destacados de la película es el trabajo de dirección y actuación, con especial mención para Demi Moore, quien entrega la mejor interpretación de su carrera y reconocida recientemente como ganadora en los Globos de Oro.
La secuencia más grotesca de ‘La sustancia’ que ni Demi Moore pudo soportar
Junto a Margaret Qualley, Moore da vida a Elisabeth Sparkle y Sue, respectivamente. La trama sigue a Sparkle, una celebridad en decadencia que enfrenta un giro inesperado cuando es despedida de su programa de fitness televisivo. En busca de un nuevo comienzo, decide probar una droga clandestina que promete replicar sus células y crear una versión más joven y mejorada de ella misma, Sue. Ambas versiones del personaje deberán coexistir mientras lidian con los retos de la fama y la identidad personal.
La película no se limita en su exploración de escenas gráficas y perturbadoras, llevando al extremo los límites del cuerpo humano. Si bien Demi Moore asegura tener una alta tolerancia a este tipo de contenidos, confesó que una escena específica logró incomodarla profundamente.
En una mesa redonda organizada por el Los Angeles Times, Moore habló sobre su resistencia a las escenas desagradables, mencionando que ha presenciado situaciones impactantes como cirugías y partos sin que le causaran mayor impresión. Sin embargo, admitió que "ver a Dennis Quaid comiendo esos camarones... fue realmente repugnante".
La mencionada escena transcurre durante el primer acto del filme, en un almuerzo entre Elisabeth Sparkle y Harvey, el director y productor del programa de televisión que Sparkle dirigía. Desde el inicio de la secuencia, queda claro el carácter despreciable del personaje de Quaid, una impresión que se refuerza con cada uno de sus gestos, sonidos y palabras.
Mientras Harvey explica las razones de su despido, devora un plato de camarones de manera grotesca, usando las manos y hablando con la boca llena. La dirección de fotografía de Benjamin Kracun amplifica el impacto al distorsionar la imagen, acercándose al rostro de Quaid y enfocándose en los camarones triturados. Este enfoque visual, combinado con el contexto de la acción y el diálogo ofensivo del personaje, convierte la escena en una experiencia incómoda y difícil de olvidar.