Keira Knightley, una de las actrices más reconocidas de su generación, reveló recientemente el desafío emocional que enfrentó mientras trabajaba en la exitosa franquicia de Piratas del Caribe. Aunque estas películas le otorgaron reconocimiento internacional, la experiencia también dejó una huella profunda en su salud mental, llevándola a buscar terapia durante varios años después de finalizar su participación en la saga.
Knightley soñaba con ser actriz cuando era niña y a los ocho años interpretó su primer papel pequeño en un episodio de la serie de televisión británica Screen One. En los años siguientes, la estrella de hoy 39 años, siguió apareciendo ante la cámara y en 1999, por ejemplo, tuvo un papel secundario en Star Wars: Episodio I – La amenaza fantasma con Natalie Portman.
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Sin embargo, solo pasarían unos años antes de que su carrera despegara realmente ya que en 2002, Knightley logró su avance internacional con el éxito sorpresa Bend It Like Beckham antes de la primera entrada en la franquicia de Piratas del Caribe, en la que asumió por primera vez su papel como Elizabeth Swann. Además, el clásico del cine navideño Love Actually, marcó en 2003 el salto definitivo de la actriz al cine convencional.
Con Piratas del Caribe, Keira Knightley finalmente dio el salto al cine convencional, pero el repentino éxito también trajo consigo numerosos inconvenientes. Lo que suena como una carrera perfecta sobre el papel tuvo un precio para Knightley, ya que la británica se convirtió de la noche a la mañana en una célebre estrella mundial y ahora formaba parte de un fenómeno cinematográfico que, con ganancias de taquilla de 654,3 millones de dólares, solo fue superado por The Matrix Reloaded, Buscando a Nemo y El Señor de los Anillos: El Retorno del Rey.}
Pero pese a esto, la estrella de Domino tenía solo 18 años y era relativamente inexperta cuando su vida dio un giro radical, lo que significó que Knightley no pudo disfrutar de su éxito.
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"Pensé que era bastante terrible", admitió Knightley en una entrevista con Variety. "No soy extrovertida, así que encontré este nivel de control y fama realmente difícil. Todo esto sucedió a una edad en la que aún estás en desarrollo y es probable que cometas errores. Es una edad muy precaria, especialmente para las mujeres. En cierto modo todavía eres un niño. Fue traumático, pero al mismo tiempo fue la base de mi futura carrera".
El impacto de estas experiencias la llevó a iniciar terapia psicológica para procesar el estrés y los traumas relacionados con su ascenso a la fama en Piratas del Caribe. La terapia no solo le permitió manejar las secuelas emocionales, sino también reconstruir una relación saludable consigo misma y con su carrera.
"Entonces, mirando hacia atrás, ¿haría algo diferente? No, no lo haría porque tengo mucha suerte. Mi carrera está en un punto en el que realmente la disfruto y mi exposición ya no es tan intensa. Puedo manejarlo ahora y eso es genial. Pero en aquel entonces no era muy bueno y me llevó muchos años de terapia llegar a ese punto", agregó después.
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Y es que aunque Keira ha seguido destacándose en la industria con papeles en películas como Atonement, Orgullo y prejuicio y Colette, ahora aborda su trabajo desde una perspectiva diferente y con herramientas para cuidar su bienestar. Estas confesiones resaltan el costo emocional que a menudo acompaña la fama temprana y el trabajo en proyectos de gran escala en la industria del entretenimiento.
En el caso de Knightley, también sirven como recordatorio de la importancia de buscar ayuda profesional en momentos de dificultad, incluso cuando se trata de alguien aparentemente exitoso y "perfecto" a ojos del público. A pesar de los desafíos que enfrentó, Keira Knightley es ahora un ejemplo de resiliencia y de cómo cuidar la salud mental puede ser clave para la sostenibilidad de una carrera y una vida equilibrada. “Fue un viaje difícil, pero uno necesario”, reflexionó la actriz.