El estreno de Nosferatu, dirigido por Robert Eggers, ha generado un entusiasmo considerable entre los amantes del cine. Esta nueva versión, que ya puedes disfrutar en Cinépolis y Cinemex, cuenta con un elenco de lujo encabezado por Lily-Rose Depp, Bill Skarsgård, Willem Dafoe y Nicholas Hoult. Sin embargo, pocos saben que esta no es la primera vez que Eggers adapta la obra maestra de F.W. Murnau. A los 17 años, el director realizó una versión teatral que marcaría el inicio de su fascinación por contar historias visualmente impactantes.
Antes del cine: La versión teatral de ‘Nosferatu’ que Robert Eggers dirigió en la escuela
Cuando Eggers era apenas un adolescente, su obsesión por Nosferatu comenzó con un libro de monstruos. Allí vio por primera vez el rostro pálido y siniestro de Max Schreck como el Conde Orlok. “Vi una foto de Max Schreck en un libro sobre vampiros cuando tenía como nueve años, y con la ayuda de mi mamá encontré el VHS”, recuerda Eggers en entrevista para Vanity Fair. Esa fascinación lo llevó a proponerle a su amiga Ashley Kelly-Tata una idea aparentemente extraña: montar una adaptación teatral en blanco y negro del clásico de 1922.
El proyecto tomó forma como un proyecto escolar y se destacó por su enfoque visualmente innovador. “Nos pintamos de blanco y negro con maquillaje, los sets eran blancos y negros, y actuamos en un estilo expresionista de cine mudo”, explica el también director de La bruja. La obra contaba con música en vivo y subtítulos proyectados sobre el escenario, en lugar de los intertítulos tradicionales del cine mudo. Este estilo teatral único atrajo la atención de un reconocido director de teatro local, quien los invitó a presentar su versión en el Edwin Booth Theatre.
El montaje no sólo fue un éxito en términos creativos, sino también un momento clave para Eggers. “Fue una experiencia que me cambió la vida porque supe que quería dedicarme a dirigir historias que me apasionaran”, afirma. Los recuerdos de esa etapa están impregnados de nostalgia: “El olor de la máquina de humo y del maquillaje es algo que siempre me transporta a esa época”.
Eggers, responsable de El faro y El hombre del norte, interpretó al propio Conde Orlok en esta versión teatral. A pesar de sus modestos 50 kilogramos de peso, se entregó completamente al papel. “Compré prótesis de látex para la frente y los pómulos, usé una calva y diseñé unos colmillos demasiado grandes”, comenta. Aunque buscaba emular a Max Schreck, su versión era más agresiva, influenciada por elementos de la cultura pop de la época, como Buffy la cazavampiros.
La pasión de Eggers por Nosferatu también se alimentó de la rareza del material original. Crecer en un pequeño pueblo de New Hampshire hizo que encontrar la película fuera un desafío. “Tuvimos que conducir a una ciudad más grande para encargarla en una tienda de videos, y llegó un mes y medio después”, rememora. La copia que vio era completamente muda, sin música ni efectos, lo que aumentó el misterio y el impacto de la película en su imaginación.