Han pasado 57 años desde que se imprimió por primera vez Cien años de soledad, la novela más famosa de Gabriel García Márquez, cuya historia es una de las más populares de la literatura latinoamericana. A casi seis décadas de su publicación, el libro fue adaptado a la televisión por streaming a través de Netflix y luego de una semana de integrarse al catálogo, ya es una de las más vistas en México.
El culto en torno a la novela colombiana es tan grande que los lectores coleccionan cada una de sus ediciones, han leído incluso las traducciones y, además, se han obsesionado con el lugar en el que nació la obra literaria. García Márquez no la escribió en su país natal, sino que se encontraba trabajando en la Ciudad de México mientras estaba creando y desarrollando a la dinastía Buendía y Macondo.
El lugar en el que ‘Gabo’ escribió Cien años de soledad se encuentra en la zona de San Ángel, al sur de la capital. La casa no era suya, sino rentada, pues pertenecía a Luis Coudurier, un funcionario del departamento del Distrito Federal en los años 60. En dos plantas construidas, la residencia contaba con tres recámaras, una de las cuales era utilizada específicamente para que el autor se dedicara 100 por ciento a escribir la novela.
Ahí vivieron él, su esposa Mercedes, y sus tres hijos por 18 meses, aunque durante su proceso creativo pasaron malos momentos económicos como familia. Fue su esposa quien reveló que Coudurier no quería dejarlos más como sus inquilinos, pues debían muchos meses de renta, pero ella metió presión y le preguntó a ‘Gabo’ cuánto tiempo más le faltaba para terminar su obra, y él aseguró que sólo tres.
“Le debemos muchos meses y le vamos a deber tres más, pero cuando acabe la novela y se la paguen, le liquidamos toda la deuda”, comentó Mercedes a través del teléfono por el que hablaba con su arrendador. Una vez que la novela se publicó y se convirtió en un éxito, García Márquez liquidó su deuda, pero la casa ya nunca pudo separarse de Cien años de soledad.
El inmueble ubicado en Cerrada de La Loma 19 en Lomas de San Ángel Inn continuó siendo propiedad de Luis Coudurier, pero tras su muerte en 2020, su hija respetó sus deseos y convirtió su hogar en la Fundación para las Letras Mexicanas, misma en la que jóvenes escritores mexicanos y extranjeros pueden acudir para escribir.