El mes de diciembre llegó a Netflix cargado de nuevas dosis de acción, diversión y emotividad en distintas series y películas que se suman al catálogo. De ellas, una de las que no puede faltar para soltar la lágrima poco discreta es una adaptación cinematográfica dirigida por Cristina Comencini, que nos transporta a una Italia sumergida en la pobreza que enfrentó en los años 40 tras la Segunda Guerra Mundial.
Es 1946 y conocemos a Amerigo, interpretado por Christian Cervone, un niño de siete años que nunca ha dejado Nápoles ni el abrazo protector de su madre Antonietta (Serena Rossi). Sobreviven entre las calles desprotegidas de la ciudad hasta que Antonietta debe tomar una difícil decisión que cambiará para bien la vida de su pequeño, aunque implica una dolorosa despedida.
La oportunidad que se presenta hace que Amerigo aborde "el tren de la felicidad", uno que lo llevará lejos de su madre al corazón de una familia adoptiva al norte de Italia donde Derna (Barbara Ronchi), su madre temporal, lo recibirá y cuidará de él durante el intenso invierno.
El tren de los niños es la nueva película en la N roja que aborda esta emotiva historia en la que una madre deberá despedir a su pequeño sacrificando su tiempo juntos y, con todo el dolor de su corazón, confiar en que lejos podrá vivir mucho mejor que a su lado.
La película está basada en la novela homónima de Viola Ardone quien a su vez se inspiró en la iniciativa de "los trenes de la felicidad", una red de apoyo italiana que realmente se impulsó entre 1945 y 1952 trasladando a miles de menores del sur al norte de Italia para que nuevas familias pudiesen darles la educación, el techo y la comida que en sus lugares de origen no podían obtener.
El tren de los niños es una verdadera montaña rusa de emociones que pone al centro de la conversación el dilema claro que toda madre atravesaría en una situación así. A pesar del dolor de la separación y la desesperación, tal vez la mejor opción sea saber que tu hijo vivirá mejor alejado; pero entonces también está el conflicto de adaptación para los pequeños.
La cinta no sólo aborda lo difícil que puede ser para el hijo y su madre separarse, sino que sigue a Amerigo encarando nuevos estilos de vida, cambios culturales y especialmente las emociones encontradas de un corazón dividido entre dos madres.
Quienes ya han visto este largometraje de 106 minutos de duración aseguran en IMDb que es un viaje emocional definitivo en el que necesitarás pañuelos para las lágrimas que eventualmente saldrán de tus ojos, especialmente si decides ver la película acompañado de tu familia.