El Grinch es uno de los cuentos clásicos de la Navidad que año con año el público ve con mucha alegría para entrar en el espíritu de la temporada. Con dos versiones cinematográficas y un especial de televisión, el ser verde ha logrado conquistar al público a pesar de su mal humor y su aversión a la época de dar y recibir. Sin embargo, de las tres que se han realizado, sin duda alguna, la más famosa es la protagonizada por Jim Carrey.
En el año 2000, el actor de La máscara fue el encargado de darle vida al personaje que está dispuesto a hacer de todo para arruinar la festividad más importante. La cinta dirigida por Ron Howard fue la primera de las dos adaptaciones de los libros de Seuss en acción real, junto con El Gato. Por supuesto, llevar el mundo del escritor de cuentos infantiles no fue cosa sencilla, en especial, el atuendo de Carrey.
Pocos saben que el disfraz de Jim Carrey no fue hecho de pelo sintético, sino que fue tomado de un animal, para después ser teñido de verde y cosido a un traje de licra. El ser vivo del que donó el pelaje para que Carrey pudiera arruinar la Navidad fue un yak, un mamífero nativo de las montañas de Asia Central y el Himalaya. Lo peor de usar un atuendo hecho de este material es que para fumar, el actor usaba una boquilla para no quemar el pelo de yak pintado de verde.
"Yo era el Grinch... con una boquilla gigante para que el pelo de yak no se incendiara. El pelo de yak verde que se volvía hacia adentro. Era horrible. Pensé: 'Es para los niños, es para los niños, es para los niños'", dijo sobre lo que le motivó a seguir adelante con el proyecto. Los esfuerzos de Howard y Carrey terminaron con un clásico navideño que recaudó aproximadamente 346 millones de dólares en todo el mundo.
EL INFIERNO DE ESTAR BAJO LA PIEL DEL GRINCH
En diversas ocasiones, Carrey ha hablado sobre el entrenamiento que inició para interpretar al Grinch. Durante una charla en el programa de Graham Norton en 2014, el actor de The Truman Show: Historia de una vida, compartió que el maquillaje en la película era "como estar enterrado vivo todos los días".
"El primer día fue de ocho horas y media y volví al trailer y atravesé la pared con la pierna", dijo sobre el inicio del rodaje. "Y le dije a Ron Howard que no podía hacer la película. Entonces llegó [el productor] Brian Grazer, el hombre que arregla todo, y se le ocurrió una idea brillante, que era contratar a un caballero que está entrenado para enseñar a los agentes de la CIA cómo soportar la tortura", reveló el actor de Eterno resplandor de una mente sin recuerdos.