En 1975 el mundo entraba a una era de cambios y turbulencias. En México se extendía la primera hola del feminismo y del otro lado del Atlántico, Chantal Akerman estrenaba una cinta titulada Jeanne Dielman, 23, Quai du Commerce, 1080 Bruxelles que rápidamente marcó un hito en el cine gracias a su visión audaz que redefinió la narrativa cinematográfica de su época.
Dentro de su trama, la película explora la vida cotidiana de Jeanne que es una ama de casa viuda y madre de un adolescente, quien lleva una existencia marcada por tareas domésticas repetitivas y alienantes, como cocinar, limpiar y ordenar. Sin embargo, detrás de su rutina aparentemente banal, Jeanne se prostituye en su hogar para mantener a su hijo a flote y solventar sus gastos. Por lo tanto, la cinta refleja una realidad brutal y silenciosa sobre la opresión y el aislamiento de las mujeres en la sociedad patriarcal del siglo pasado, elevando lo cotidiano al terreno de lo político y lo trascendental.
Además, desde su estreno la película fue reconocida como una obra fundamental en la historia del cine y medios de suma importancia internacional como The New York Times la calificaron como "la primera obra maestra de lo femenino en la historia del cine". Con una duración de más de tres horas, también desafía las convenciones narrativas tradicionales, utilizando largos planos secuencia y un ritmo deliberadamente pausado para sumergir al espectador en la monotonía y la alienación que definen la vida de su protagonista.
Por otra parte, Chantal Akerman logró posicionarse como una de las voces más influyentes del cine experimental, y creó este largometraje con una subvención del gobierno belga. Según la directora, el proyecto surgió de su interés por retratar una rutina rigurosa centrada en aspectos esenciales como la comida y el sexo rutinario, y presentó un guion que describía minuciosamente las actividades diarias de su protagonista, despojando el acto de prostituirse de todo dramatismo convencional y mostrándolo como otra tarea más en su rutina.
Así es que como la no solo marcó un hito en la representación de la vida de las mujeres en el cine, sino que también estableció un precedente para futuras generaciones de cineastas interesadas en explorar temas relacionados con el género, la identidad y las estructuras de poder, Jeanne Dielman, 23, Quai du Commerce, 1080 Bruxelles sigue siendo una obra profundamente relevante, tanto por su contenido como por su forma, consolidándose como un referente ineludible del cine feminista y experimental.