Russell Crowe es reconocido por su versatilidad y compromiso actoral, pero fue su papel en Gladiador el que consolidó como una de las grandes estrellas de Hollywood. En esta película dirigida por Ridley Scott, Crowe interpretó a Máximo Décimo Meridio, un general romano caído en desgracia que busca venganza, papel que no solo le valió el reconocimiento de la crítica sino también un Premio de la Academia.
La relación entre Crowe y Scott ha sido una de las más fructíferas en el cine contemporáneo. Después de Gladiador, ambos colaboraron en varios proyectos, incluidos Red de mentiras y Gánster americano, consolidando una dinámica de trabajo donde la exigencia y la entrega son fundamentales. Scott es conocido por su estilo de dirección meticuloso, y Crowe ha sabido adaptarse a su enfoque, creando personajes complejos.
Sin embargo, en Robin Hood, otra de sus colaboraciones, Crowe no solo demostró su compromiso actoral, sino también una capacidad impresionante para soportar el dolor. Durante una de las escenas de acción, el actor se lesionó gravemente al saltar desde una reja del castillo hacia un suelo irregular y extremadamente duro.
Russell Crowe revela cómo una caída en ‘Robin Hood’ lo dejó con las piernas rotas sin saberlo
En una entrevista con People, Crowe explicó: “Salté desde la puerta enrejada de un castillo hacia un suelo duro e irregular. Deberíamos haber preparado el terreno con una almohadilla, pero estábamos apurados por la luz que se desvanecía. Con cientos de extras alrededor, flechas volando y el castillo en llamas, no había vuelta atrás”.
El también actor de Una mente brillante y El exorcista del Papa continuó relatando que, al momento de saltar, tuvo un presentimiento de que la caída sería dolorosa. “Recuerdo pensar: ‘Esto va a doler’. Fue como una descarga eléctrica subiendo por mi cuerpo”, contó. La intensidad de la producción y el ritmo de rodaje le impidieron parar, así que decidió continuar sin alertar a nadie sobre el impacto que había sufrido.
Para Crowe, el dolor era evidente, pero la entrega al proyecto lo mantuvo en pie. No suspendió ni un solo día de rodaje, y aunque las molestias eran constantes, el actor simplemente continuó trabajando. Lo más sorprendente fue que el actor de Noé y Dos tipos peligrosos no descubrió la gravedad de su lesión hasta una década después, cuando comenzó a experimentar “dolores extraños” en las piernas.
Al realizarse exámenes, los médicos encontraron rastros de fracturas en ambos huesos de la espinilla, descubriendo que había terminado la filmación con las piernas rotas. “El médico me preguntó: ‘¿Cuándo te rompiste las piernas?’ Al parecer, podía ver los restos de fracturas en ambas espinillas”, relató Crowe, quien añadió que las fracturas debieron ocurrir diez años antes, durante el rodaje de Robin Hood.