Durante la filmación de Gladiador, la película épica de 2000 dirigida por Ridley Scott, el actor Joaquin Phoenix casi abandonó el proyecto. Aunque hoy en día es conocido por su entrega y compromiso en cada uno de sus proyectos, en ese momento Phoenix estaba en una etapa temprana de su carrera, aún lidiando con inseguridades y dudas sobre su desempeño como actor en una gran producción.
Phoenix interpretó a uno de los personajes más complejos de Gladiador, el antagonista Commodus, cuya ambición lo lleva a traicionar a su padre, el emperador Marco Aurelio (Richard Harris), y a ordenar la ejecución de Maximus (Russell Crowe). La tensión y el peso emocional de este papel parecieron ser abrumadores para Phoenix, quien llegó a manifestar sus deseos de abandonar el rodaje en pleno set, lo que sorprendió a todo el equipo, incluido el propio Crowe, quien calificó la situación como “terriblemente poco profesional”.
La inseguridad de Joaquin Phoenix casi lo aleja de su icónico papel en Gladiator
Ridley Scott, quien había apostado por Phoenix para dar vida a Commodus, decidió intervenir personalmente para convencerlo de continuar. En una entrevista reciente con The New York Times, el también director de Alien y Blade Runner recordó cómo Phoenix, vestido ya como el personaje, se acercó a él y expresó que no se sentía capaz de continuar.
Scott, responsable de reconstrucciones históricas como Cruzada, Éxodo y El último duelo, ha demostrado en varias ocasiones una gran habilidad para manejar actores con personalidades intensas, y en Gladiador no fue la excepción. Se dirigió a Phoenix y le ofreció su apoyo, asegurando que lo acompañaría durante el proceso, actuando como una especie de “hermano mayor” o “padre” para él.
Esta intervención de Scott resultó crucial para que Phoenix no abandonara el proyecto, pues a pesar de las dudas y miedos que experimentaba, logró encontrar la confianza necesaria para seguir adelante. Scott recordó que aquella experiencia fue un "bautismo de fuego" tanto para él como para el actor de Señales y Napoleón, quien nunca había interpretado a un villano tan profundo y multifacético hasta ese momento. La química que el director logró establecer con Phoenix fue fundamental para que el joven actor lograra desarrollar la intensidad y oscuridad que el personaje requería.
La actuación de Phoenix como Commodus fue muy elogiada por la crítica y la audiencia, y le valió su primera nominación al Oscar. Este papel no solo lo catapultó al reconocimiento internacional, sino que también cimentó su reputación como un actor comprometido con los personajes complejos y emocionalmente exigentes como lo ha demostrado en filmes como The Master de Paul Thomas Anderson, Beau tiene miedo de Ari Aster, Joker de Todd Phillips y Sueños de libertad de James Gray.