Desde hace décadas, Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger han dominado el cine de acción. Su rivalidad ha sido bien conocida y ha servido para nutrir las comparaciones entre sus estilos y la huella que ambos han dejado en la industria. Mientras Stallone se ha inclinado por personajes con carga emocional e historias conmovedoras, como Rocky, Schwarzenegger ha interpretado papeles más físicos y directos, que encajan en un estilo visceral donde los músculos y la acción predominan como Depredador.
Esta diferencia en los estilos de actuación hace que ambos actores sean complementarios y los coloca en lo más alto del cine de acción. Dentro de este exclusivo panteón de estrellas de acción, otra figura emblemática es Jean-Claude Van Damme. El actor belga se distingue por su habilidad en artes marciales y a su inconfundible estilo en películas como Máximo riesgo y Doble impacto. Sin embargo, Van Damme tiene una perspectiva muy particular sobre sus contemporáneos de Hollywood, especialmente cuando se trata de comparar a Stallone y Schwarzenegger, a quienes admira pero desde un punto de vista crítico y selectivo.
En una entrevista que concedió a la revista Fitness Plus en 1991, Van Damme fue interrogado sobre si prefería a Stallone o Schwarzenegger como actor. En lugar de ofrecer una respuesta directa, el actor aprovechó la oportunidad para compartir su visión de lo que para él define a un verdadero intérprete. Van Damme expresó su admiración por figuras como Christopher Walken, a quien elogiaba por su actuación en El Rey de Nueva York, así como por Steve McQueen y Paul Newman, a quienes consideraba ejemplos de calidad actoral en sus interpretaciones llenas de intensidad y realismo.
“Rocky y Rambo tienen más corazón”: Van Damme opina sobre los roles de Stallone y Schwarzenegger
Van Damme continuó expresando que aunque respetaba a ambos, tenía una inclinación hacia el estilo de actuación de Stallone, especialmente por su habilidad para transmitir pasión y drama en personajes como Rocky y Rambo. En contraste, señaló que Schwarzenegger, a pesar de ser una figura imponente y carismática, no lograba conmoverlo en la misma medida, pues sus actuaciones eran menos emotivas y no alcanzaban el mismo impacto dramático en pantalla.
La visión de Van Damme sobre sus colegas de acción se alineaba con su búsqueda de proyectos significativos. De hecho, cuando Stallone le ofreció un papel en Los Mercenarios, Van Damme rechazó aparecer en la primera entrega por diferencias creativas. En sus propias palabras, Stallone le comentó que el papel le daría buenos ingresos, pero Van Damme respondió que le importaba más conocer su rol dentro de la historia que el dinero. Para él, la calidad y la relevancia de sus personajes eran factores esenciales, algo que a menudo priorizaba sobre cualquier ganancia económica.
Finalmente, Van Damme terminó colaborando con Stallone y Schwarzenegger en Los Mercenarios 2, lo que permitió a los tres íconos del cine de acción compartir pantalla. Esta experiencia no solo fue bien recibida por los seguidores del género, sino que también dejó claro que, pese a las diferencias en estilo y enfoque, cada uno de ellos ha contribuido a definir y enriquecer el cine de acción con su personalidad única. La opinión de Van Damme sobre sus colegas refleja no solo una preferencia actoral, sino también una visión de cómo el cine puede combinar fuerza física y profundidad dramática para conectar con el público de una manera significativa.