Este 2024 se cumplen 30 años del lanzamiento de Forrest Gump, la película de Robert Zemeckis que le dio la vuelta al mundo y arrasó en los premios Oscar en los que Tom Hanks ganó la estatuilla a Mejor actor por su interpretación, por la cual aún es reconocido ante los ojos de los espectadores. La historia retomó las palabras escritas por Winston Groom en su novela de 1986, pero resulta sorprendente que todo lo que se mostró en el largometraje no fue la totalidad de la obra literaria.
La cinta narra la historia de Forrest Gump, pasando por sus aventuras en la niñez hasta los acontecimientos que lo hicieron sobresalir como soldado, atleta y empresario. No podemos olvidar que uno de los personajes más importantes en su vida fue, además de su mamá y Jenny, el Teniente Dan (Gary Sinise), que conoció durante la Guerra de Vietnam y con quien se reencontraría años más tarde por azares del destino.
Curiosamente, Sinise no era el actor original para interpretar al amigo de Forrest, sino que Zemeckis consideró a Joe Pesci y Kevin Bacon. Quizás el personaje no habría sido lo mismo sin su actuación, pero lo cierto es que hubieron muchas cosas del Teniente Dan que se quedaron fuera del guion. El también director de la trilogía Volver al futuro solo adaptó 11 capítulos del libro y luego presentó el final de la historia; sin embargo, uno de los diálogos que lograron sobrevivir muestran algo sumamente impresionante.
Dan le dice a Forrest “Si alguna vez eres capitán de un barco camaronero, ¡yo seré astronauta!” previo a que los dos se conviertan en multimillonarios, y cuando él recibe su par de piernas nuevas, le menciona a su amigo que son de “Aleación de titanio. Eso es lo que usan en los cohetes espaciales”.
Paramount Pictures
Si prestaste atención a dichas líneas y si piensas metafóricamente, el Teniente Dan realmente logró su sueño de relacionarse con el espacio, tal como Forrest entró al negocio del barco camaronero. Aunque tampoco podemos olvidar que el actor y Tom Hanks sí cumplieron la declaración al protagonizar Apolo 13 de Ron Howard en 1995.
